Plaza de Pilatos

Nombre: Plaza de Pilatos

Tipo: Plaza ajardinada

Distrito: Casco Antiguo

CP: 41003

Situación: entre las calles San Esteban, Águilas y Caballerizas

Acceso: línea C5

Superficie: 1730 m² 

Descripción:

Junto al que fuera seguramente el trazado del Decumano Maximo de la Sevilla romana y a la altura del actual, construyen a finales del siglo XV su palacio D. Pedro Enríquez –Adelantado Mayor de Andalucía- y su mujer Dª Catalina de Ribera. Es entonces cuando para conseguir cierta amplitud delante de él, que le diera mayor realce, compran varias casas que derriban, dando lugar a una plazuela que será conocida como plaza del Adelantado. Se sabe de ella que tenía casas con soportales y una fuente. A finales del siglo XVI se llamará  plaza del Marqués de Tarifa, título concedido al hijo de los anteriores D. Fadrique Enríquez de Ribera quien reformó profundamente el antiguo palacio, especialmente a la vuelta del viaje realizado a Tierra Santa entre 1518 y 1520. Según la tradición, es entonces cuando decide establecer un Vía Crucis que tenía su primera estación en el palacio y la ultima en el humilladero de la Cruz del Campo y que presentaba una distancia similar a la existente en Jerusalén entre el Palacio de Poncio Pilatos y el Gólgota. Debido a ello pronto el palacio es conocido como Casa de Pilatos, (su verdadero nombre es Palacio de San Andrés) denominación que con el tiempo (finales del siglo XVIII) tomará también la plaza, después de conocerse también por plaza del Duque de Alcalá,  título concedido por Felipe II a Per Afán de Ribera, otro de los descendientes del que fuera Adelantado Mayor, que quedará después incluido entre los que ostenta la Casa Ducal de Medinaceli, su actual propietaria.

El palacio es un interesante edificio que muestra las primeras manifestaciones del Renacimiento italiano en Sevilla –en especial su portada- dando lugar a un conjunto que hoy es pieza esencial del mudéjar y plateresco sevillanos. Tras las reformas de Per Afán de ribera, virrey de Nápoles, alberga además una buena colección de mármoles italianos. Posee también unos interesantes jardines en su interior. La plaza carece hoy de fuente, desaparecida la que tenía a finales del siglo XIX. Ha experimentado numerosas reformas entre las que cabe destacar la de 1860 en la que se plantan acacias y se la dota de asientos y farolas de gas. En 1873 es objeto de plantación de naranjos que, junto con las acacias, se mantienen hasta la actualidad. En 1977 la Plaza de Pilatos se remodeló nuevamente, instalándose su pavimentación actual.

La plaza posee dos espacios o ámbitos distintos separados por un tramo de calzada que une las calles San Esteban y Aguilas. El primero de ellos es un recinto de planta aproximadamente triangular situado junto al edificio del palacio, ajardinado con naranjos que en sus alcorques se han visto adornados recientemente con macizos de bonetero (Euonymus japonicus) y con pavimentación de enchinado. El otro espacio, de mayores dimensiones y planta trapezoidal  situado al otro lado, es la plaza propiamente dicha. Se encuentra rodeado de edificaciones por tres de sus lados, quedando libre el correspondiente a la calzada citada, que permite el acceso de vehículos desde la calle San Esteban. Éstos pueden rodear la plaza sobre una vía adoquinada con granito, y volver a incorporarse al tráfico hacia la calle Aguilas o Caballerizas.

La jardinería de esta zona se halla presidida por el monumento a Zurbarán sobre pedestal pétreo, (originalmente instalado durante la Exposición Iberoamericana en el Pabellón de Extremadura junto a la avenida de Portugal) que presenta la particularidad de poseer en su base un arriate delimitado por un pequeño seto interior de pitosporo y cuatro ejemplares, en las esquinas, de dama de noche (Cestrum nocturnum), que con su penetrante aroma contribuyen a hacer de este lugar un relajante remanso en las cálidas noches sevillanas, sólo turbado por el tráfico de la calle San Esteban. Ésta formula del arriate era frecuente en muchas plazas del XIX y que se organizaban en torno a un monumento central, quedando hoy sólo aquí y en la del Museo (ambos reformados). La vegetación se completa con tres palmeras (Phoenix canariensis) en alcorques circulares elevados y sobre las que trepan grácilmente jazmines blancos (Jasminum officinale). Resulta curiosa su disposición triangular en torno al monumento, en lugar de la habitual cuadrada.

Con  la última reforma de la plaza, que la dotó de bancos de fundición aislados –en lugar de los antiguos de piedra- se han plantado en el perímetro acacias negras (Gleditsia triacanthos var. Inermis) que han sustituido a las anteriores con espinas. La solería  combina piezas pétreas cuadradas de Sierra Elvira, con pequeños enchinados, también cuadrados, que forman un damero con las anteriores y proveniente, en su mayor parte, de la citada reforma llevada a cabo por el arquitecto municipal Amalio Saldaña.