Historia y Galería Fotográfica

Desde la fundación de la ciudad de Sevilla (La Híspalis Romana), esta zona de extramuros de la ciudad estuvo ocupada por huertos de gran importancia debido a la calidad del terreno y a las buenas posibilidades de riego, ya que en ellas existía una laguna abastecida por el arroyo Tagarete. De esta época se han encontrado restos de villas y enterramientos romanos de una gran importancia arqueológica.

En la época Almohade toma mayor importancia con la desecación de la Laguna Grande (Al-Buhayra) para construir sobre estos terrenos el Palacio del mismo nombre. De esta construcción podemos ver restos de pilares y sobre todo la gran alberca aneja a este Alcázar. Este Palacio fue utilizado por los Reyes de la Ciudad como residencia de verano debido a que su verdor y excelentes plantas aromáticas que permitía huir del calor y los malos olores que se soportaban en el interior de la ciudad donde las almazaras y fábricas de encurtidos unidos a las elevadas temperaturas propias de la estación convertían a la ciudad en lugar inhabitable.

En la Reconquista fue donada, de forma generosa, por el Rey Alfonso X El Sabio al Rey de Niebla, Muhamed Ibn Mahfort, después de la victoria en el año 1262,  con la intención de tenerlo recluido durante todo el tiempo que este viviera. A su muerte esta finca, junto con todas las huertas extramuros de la ciudad, fue repartida entre los 200 caballeros hidalgos vinculados al Rey Alfonso.

Dichas huertas fueron explotadas o subarrendadas formando un cinturón verde alrededor de la ciudad. Las más cercanas a la muralla eran ocupadas por zonas de regadío donde se cultivaban verduras y árboles frutales.

En el año 1457, se empezó a construir el Convento de Santo Domingo de Porta-Coeli, que tomó para sí gran parte de los terrenos que formaban la primitiva Buhaira, momento en el que empieza la desmembración de esta finca.

La Buhaira supone una representación interesante, tanto por los yacimientos cuyos valores se encuentran tanto en las edificaciones, palacios, alberca, como en el espacio que los circunda: huertas, jardines, etc.

En 1892, por orden de María de los Ángeles de Medina Garvey se levantó el Pabellón Neomudéjar de María de los Ángeles.

Su construcción ha sido atribuida a distintos arquitectos como Juan Talavera, Aníbal González, etc. debió suponer el derribo de los últimos restos que aún se mantenían en pie del Palacio Viejo, como son conocidos en la documentación del siglo XIX, las minas del Palacio Mudéjar de la Buhaira.

A finales del  XIX y comienzos del siglo XX, ante la necesidad que tenía la ciudad de extenderse fuera del perímetro que marcaba su muralla, se inicia un proceso de urbanización que empezaba a hipotecar la condición rural de la zona, al quedar inscrita en uno de los ensanches consolidados de la ciudad.

En la segunda mitad de los años 20 se comienza a producir las primeras construcciones urbanas en la zona.

Desde  septiembre de 1998 el Centro Cívico La Buhaira se ubicará en el Pabellón Neomudéjar rodeado del  parque de su mismo nombre.

 

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