60.-Panteón familiar del Excmo. Sr. D. Miguel Tenorio de Castilla

 

C/ Fe, izquierda, 43

 

Nos encontramos ante un sencillo panteón de cuyo único elemento destacable es una urna que aparece sobre un pedestal. La urna realizada en piedra está cargada de simbología en su decoración. Apoya sobre unas garras de felino, representación del coraje de los hombres, y en el cuerpo de la urna aparecen labradas un ramillete de adormideras, símbolo del sueño eterno y la brevedad de la extinción de la vida. El último elemento simbólico nos lo encontramos en la cara frontal del pedestal, un reloj de arena alado como representación del paso del tiempo o la fugacidad de la vida, envuelto por una serpiente que se enrosca en sí misma y que vendría a simbolizar la eternidad, no hay principio ni fin. En dicho pedestal y bajo este símbolo figura la inscripción dedicatoria del mismo que reza así:

 

Panteón Familiar del
Excmo. Señor Don Miguel
Tenorio de Castilla
Secretario Particular de S.M. la Reina
Año de 1861.
R.I.P.
La Excma. Sra. D. Ysabel Prieto
Tirado y Rañón de Tenorio
de la Orden de Damas Nobles
de la Reina María Luisa
Falleció el día 28 de junio
de 1856.

 

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Vista general y detalle del panteón Miguel Tenorio de Castilla

 

La primitiva concesión data del año 1943 cuando el Ayuntamiento de Sevilla otorga permiso para la construcción de un panteón de 9,47 m2 a nombre de D. Miguel Tenorio de Castilla. El 30 de julio de ese mismo año la herencia del panteón pasará a D. Enrique Piñal de Castilla y en 1969 los concesionarios será sus hijos los Piñal de Castilla Márquez. Estos últimos serán también herederos, por parte materna de otro panteón situado en el Cementerio de Sevilla en la calle San Teófilo, derecha, 1, estando inhumados en dicho panteón y no el que nos ocupa.


D. Miguel Tenorio de Castilla nació en Almonaster la Real, provincia de Huelva, en 1818 en el seno de una de las familias más pudientes de la zona en la que se destaca la figura de su abuela Dña. Francisca Javiera de Castilla y Forero contribuyente del censo fiscal de la localidad en el siglo XIX. La familia nunca llegó a poseer títulos de alta nobleza, aunque en 1802 se les otorgó el reconocimiento de calidad de hijosdalgo. A pesar de esto, y que en ocasiones tuvieron una desahogada posición económica, esta situación fue variando con el discurrir de los años, llegando incluso a terminar sus días en la ruina. Se licenció en Leyes en Sevilla, ciudad donde se despertaron sus inquietudes culturales y actividades literarias, dentro del marco del romanticismo emergente en la época.


A los 25 años inicia su vida política vinculándose al liberalismo moderado durante el Reinado de Isabel II y al Partido Conservador durante la Primera Restauración. Entre 1843 y 1857 ejerció como Gobernador Civil en varias provincias españolas, entre ellas Huelva y Sevilla, ciudad donde afrontaría la dirección de la política sanitaria frente al brote de cólera que asolaba la ciudad, enfermedad la cual le arrebataría a su esposa D. Isabel Tirado y Prieto Rañón, en 1856, contando tan solo con 32 años. Fruto de este matrimonio nacería su hijo D. Miguel Tenorio Tirado.


En ese mismo año de 1856 fue nombrado Cónsul General y Comisionario Regio en Jerusalén y un año más tarde es elegido Diputado a Cortes por la Palma del Condado, cargo que le hizo estar a caballo entre Jerusalén y Madrid. En 1859 cesó de su cargo diplomático al suprimirse el Consulado de Jerusalén. En este mismo año es nombrado, por ella misma, Secretario Particular de la Reina Isabel II, cargo que durante un año simultaneó con el de Consejero Real, además de renovar su cargo parlamentario por Huelva en los años 1863, 1864 y 1867. En 1865 es apartado por Isabel II de la Corte, cesándolo de su cargo de Secretario Particular, al sucumbir ésta a las pretensiones de O´Donnell y Narváez, que siempre habían creído conveniente alejar a Tenorio. A finales de 1865 es confinado a Segovia para seguir alejándolo de la reina hasta que consiguen el propósito enviándolo a Berlín como Ministro Plenipotenciario a principios de 1867. Derrocada la Reina en 1867, Tenorio es cesado de sus cargos diplomáticos, y regresa a su localidad natal una vez comenzado el Sexenio Democrático. Hacia 1875 con el fin de la Primera República Española y restauración borbónica vuelve a Madrid llamado por Cánovas del Castillo, y reenganchándose al primer plano político formando parte del nuevo Partido Conservador en Huelva y regresando a la vida parlamentaria. Su trayectoria política fue reconocida con numerosas condecoraciones y distinciones tales como la de Caballero de la Real Maestranza de Ronda, Gentilhombre de Cámara de S.M., Gran Cruz del Santo Sepulcro, Gran Cruz de San Juan de Jerusalén y Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Hacia 1880 y apartado ya de la vida política y en una situación económica precaria, traslada su residencia a Baviera, al palacio residencial de Dña. Paz de Borbón y de D. Luis Fernando de Baviera hasta su muerte, en la más absoluta pobreza, y que tuvo lugar a finales de 1916.


Centrándonos en su vida meramente privada, y siguiendo lo acordado por historiadores y cronistas de la época, Tenorio, a la muerte de su esposa y coincidiendo con su etapa en la Corte, sustituyó a Puig-Moltó como “favorito de la Reina”, atribuyéndosele la paternidad de las Infantas Dña. Pilar, Dña. Paz y Dña. Eulalia de Borbón, que si bien no fueron reconocidas legalmente, de manera extraoficial si ocurría así. De hecho se conoce que en la última etapa de vida de Tenorio en Baviera, Dña. Paz lo presentaba como su padre, llegando éste a legarle todas sus escasas pertenecías en su testamento.


En dicho panteón recibe sepultura su esposa la Excma. Sra. Dña. Isabel Prieto Tirado y Rañón de Tenorio, de la Orden de Damas Nobles de la Reina Mª Luisa, quien fallecería el 28 de Junio de 1856.